EL ALCOHOL COMO PROBLEMA SOCIAL
por Sabrina BequirDeja un comentario

El consumo de bebidas alcohólicas siempre ha ocasionado muchas desgracias sociales. Pues su ingesta repetida y desaforada produce diversas consecuencias en la salud personal del consumidor, que repercuten en la población. Sin duda, sobran los motivos para considerar al alcohol como un problema social que debe combatirse cuanto antes.
Contenido
1 Las consecuencias del alcohol no son solo individuales
2 ¿Por qué se concibe al alcohol como un problema social?
3 El alcohol como problema social para la salud pública
4 Conclusión
5 Referencias consultadas
LAS CONSECUENCIAS DEL ALCOHOL NO SON SOLO INDIVIDUALES
Ya hemos comentado en numerosas ocasiones todas las consecuencias y los efectos del alcohol para quienes lo consumen de forma abusiva. Su empleo pone en serio riesgo la salud de sus usuarios. Pero también genera un fuerte impacto en terceras personas, conocidas y desconocidas. Así como un daño social y sanitario para toda la población. De ahí que se perciba al alcohol como problema social y al alcoholismo como un problema de salud pública de gran envergadura.
Es curioso pensar que, siendo un producto tan tóxico que depara tantos problemas de salud, el consumo de alcohol sea tan elevado en nuestra sociedad. En otras palabras, que se halle tan naturalizado y sea tan accesible al público. Gran parte de este error se debe a su perfil de sustancia psicoactiva legalizada y, por ende, permitida.
Sin embargo, los daños que genera el alcohol a nivel individual van desde la enfermedades graves como hasta la propia enfermedad crónica del alcoholismo. Su ingesta excesiva produce intoxicaciones agudas, enfermedades cardiovasculares, cánceres, hepatopatías o trastornos mentales. Sin olvidar que es una de las mayores causas de muertes prematuras en adultos de más de 45 años. En este sentido, cabe recordar que el alcohol está presente en más de 60 enfermedades crónicas y es uno de los mayores factores de morbilidad y mortalidad.
Pero también el etanol lleva a que el individuo tenga conductas antisociales, violentas y temerarias, que ponen en riesgo su integridad, su bienestar y su propia vida. Y la de quienes están a su alrededor, como veremos a continuación. Sin duda, los efectos y consecuencias sociales que acompañan al alcohol arruinan muchas vidas. Problemas colaterales y vidas ajenas afectadas, que con frecuencia no son consideradas al calcular la carga que supone el alcoholismo.
¿POR QUÉ SE CONCIBE AL ALCOHOL COMO UN PROBLEMA SOCIAL?
Está demostrado que los problemas de salud mental que ocasiona esta sustancia, repercuten en la convivencia familiar y social de la persona bebedora. Así, los pacientes con alcoholismo, con trastorno por consumo de alcohol o con tendencia a atracones etílico
En su entorno familiar, el 80% de los alcohólicos experimentan conflictos en su hogar.
Pues el alcoholismo provoca situaciones de disfunción familiar, violencia doméstica y deterioro de las relaciones entre los convivientes. Muchas de las cuales terminan en rupturas o alejamientos. Algunos estudios han sugerido que el 85% de los niños maltratados provenían de hogares con problemas de alcoholismo.
s causan muchos daños a terceras personas. Por varios motivos:
En cuanto a su entorno profesional, estas personas suelen tener problemas de absentismo e irresponsabilidad en el cumplimiento de sus obligaciones o accidentes laborales. Lo que genera gastos y muchos contratiempos para el empleador. Una consecuencia en cadena de esta irresponsabilidad son los despidos laborales y los subsecuentes problemas económicos que ello conlleva para el alcohólico y su familia.
A un nivel de relaciones sociales, la persona alcoholizada tiende a efectuar conductas de riesgo innecesarias. Como conducir bajo los efectos de esta droga, lo cual ocasiona muchos siniestros de tráficos, que pueden terminar en fallecimientos. Mantener relaciones sexuales de riesgo y con personas desconocidas, lo que puede generar contagios de enfermedades infecciosas; además de embarazos no deseados. Peleas o actos violentos con otras personas, que pueden saldarse con daños de mayor o menor gravedad. Etc.
Y, finalmente, los efectos del alcohol pueden desatar actitudes agresivas, impulsivas y antisociales, causando muchos disturbios urbanos. Lo cual se traduce en molestias vecinales, destrozos de materiales públicos, generación de residuos y suciedad en los espacios públicos. En fin, las acciones antisociales realizadas por sujetos alcoholizados es amplia y resulta un foco de quejas y molestias, que desafía la buena convivencia ciudadana. Como ejemplo de esta problemática social sería el fenómeno del botellón.
Todas estas repercusiones negativas, que genera la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas a terceras personas, son los motivos que lleva a considerar al alcohol como un problema social.

EL ALCOHOL COMO PROBLEMA SOCIAL PARA LA SALUD PÚBLICA
Ahora bien, donde más consecuencias sociales adversas produce el consumo indebido de alcohol es en la salud pública. Pues, es un hecho constatado que los episodios de atracones etílicos y el alcoholismo impactan fuertemente en los sistemas sanitarios nacionales. Tornándose en una fuente de gasto económico público sustancial, tanto por la utilización de recursos humanos como materiales sanitarios que demanda.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol ocupa el tercer lugar, a nivel mundial, como factor de riesgo de discapacidades y morbilidad. Asimismo, es una de las primeras causas de muerte prematura entre la población del planeta.
El sexo, la edad y la biología de cada usuario influye mucho en el efecto que ejerza el alcohol sobre su organismo. Sin embargo, preocupante resulta los efectos nocivos que produce el consumo excesivo de alcohol en los adolescentes. Y es que su empleo les deja duras secuelas neurológicas como: dificultad para el aprendizaje; problemas de memoria y serias alteraciones de conductas.
Asimismo, el impacto negativo del alcohol resulta muy marcado entre la población joven, lo que se traduce en accidentes, suicidios, altercados públicos. Ellos también registran cuatro veces más de probabilidad de sufrir dependencia alcohólica en su etapa adulta. Además de conflictos familiares, problemas de indisciplina, abandono de sus responsabilidades académicas y problemas neuropsicológicos.
Este cuadro de daños sociales y sanitarios en los jóvenes, añadido a los adultos con trastornos por consumo de alcohol o adicción, impone un escenario social dramático. Donde se padecen los estragos que causa el alcohol como problema social y las consecuencias sociales adversas para el propio consumidor. Que, como se puede apreciar, traspasan los problemas de salud y trastocan su actividad social.
En suma, las peores consecuencias del uso abusivo de alcohol ocurren a personas en edad productiva. Este hecho afecta al desarrollo sano de una vida cotidiana. El alcoholismo convierte al sujeto en un ser improductivo y una carga para sus allegados y los sistemas de servicios sociales y sanitarios públicos.
CONCLUSIÓN
El consumo de bebidas etílicas, a gran escala, se erige como un nicho de problemas sociales de todo tipo. Si bien es cierto que no toda persona que consume alcohol supone un riesgo de peligro público ni será un sujeto destinado a sufrir alcoholismo. Todo depende de sus patrones de consumo, la influencia del contexto ambiental y su predisposición genética. Sin embargo, si se ingiere de forma abusiva y/o habitual, la alta toxicidad de esta sustancia tiende a ocasionar muchas situaciones lamentables.
Dichas situaciones nefastas van desde incidentes dramáticos para la salud del consumidor —como una intoxicación aguda— hasta graves problemas de índole social. Además, claro está, de provocar circunstancias de morbilidad y déficits crónicos en la salud, la autonomía personal y la calidad de vida. De ahí que el alcohol sea considerada una droga tan perjudicial con un impacto global, que va más allá de la esfera personal.
De hecho, suele decirse que las víctimas del alcoholismo —o el uso abusivo de alcohol— no es solo una, sino que lo son todas las personas cercanas al bebedor.
Asimismo, en países desarrollados, los gastos derivados del alcohol como problema social corresponden desde el 1% al 3% del producto interior bruto (PIB) de las naciones. Como dato orientativo, podemos señalar que en la Unión Europea, en el año 2010, el dinero destinado a este problema socio-sanitario fue de 155.000 millones de euros.
Y sin embargo, en nuestra sociedad los inicios del consumo de alcohol son cada vez más tempranos. Los adolescentes se emborrachan cada fin de semana de forma sistemática porque consideran al alcohol como parte de su ocio recreativo. Por otro lado, esta sustancia depresora suele ser una droga de inicio para muchos jóvenes. Lo mismo puede señalarse de muchas personas que, en su etapa adulta, convierten al alcohol en un protagonista más de su ocio.
Este panorama social advierte que, si no se toman acciones preventivas pronto y no se invierte en campañas de promoción de la salud, todo seguirá igual. Esto es, el alcohol continuará siendo un enorme problema sociosanitario público.
REFERENCIAS CONSULTADAS
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